Sábados de espías: el regreso de Matt Helm en ‘Murderers Row’ (1966)

Un nuevo fin de semana. Es sábado y por supuesto, sacamos un tiempo para dedicarle un espacio al cine de espías… el turno es para la cinta americana del año 1966, ‘Murderers Row’, como parte del aporte realizado en el cine estadounidense por el boom de la Bondmanía. Acá haremos, el análisis, gracias al portal argentino sssm.com quien nos deleita con estos artículos. Hoy sábados de espía: el regreso de Matt Helm,‘Murderers Row’ (1966).

Ficha técnica

USA, 1966: Dean Martin (Matt Helm), Ann-Margret (Suzie Solaris), Karl Malden (Julian Wall), Camilla Sparv (Coco Duquette), James Gregory (MacDonald, jefe de ICE), Beverly Adams (Lovey Kravezit), Richard Eastham (Dr. Norman Solaris), Tom Reese (Ironhead)

Director: Henry Levin – Productor: Irving Allen – Guionistas: Herbert Baker sobre novelas de Donald Hamilton – Música compuesta por Lalo Schifrin

 

Resumen

Agentes secretos de distintos servicios de inteligencia occidentales son eliminados y Matt Helm será el próximo. Aprovechando el intento, Helm simula su muerte y es enviado a investigar tanto los atentados como la desaparición del Dr. Solaris en la Costa Azul, ya que parece que los hechos se encuentran relacionados. Topándose con la hija de Solaris, Helm pronto se cruzará en el camino del millonario Julian Wall, que pertenece a la maligna organización The Big O, y que ha secuestrado al Doctor Solaris para que desarrolle un devastador rayo de helio – que puede pulverizar ciudades enteras – y poder conquistar el mundo. Sábados de espías: el regreso de Matt Helm en ‘Murderers Row’ (1966)

Película completa sin subtítulos

Personaje literario

Matt Helm es un personaje literario nacida de la imaginación de Donald Hamilton en 1960. Su primera aparición fue en la amarga novela Death of a Citizen, donde encarna a un agente de inteligencia retirado, casado y con hijos. Uno de ellos es secuestrado por una ex-amante y compañera del servicio secreto que resulta ser una doble agente trabajando para los rusos. Helm la persigue y tortura hasta poder recuperar a su hija, pero su esposa – descubriendo el cuerpo mutilado de la espía – no resiste y lo abandona.

 

Estilo literario

Como puede verse, el tono de las novelas de Hamilton difiere enormemente de los filmes de Dean Martin, pero también se aleja mucho de la línea de libros de Ian Fleming. En muchos casos, Helm es realmente un asesino al servicio del gobierno. Y ciertamente el tono de las novelas de Hamilton bajaría un poco su descarnada violencia en las siguientes entregas (y en algunas incluso, su personaje tiene algún rasgo de comedia que lo acercaría mínimamente a su par cinematográfico), pero siempre hay un tono oscuro en sus relatos. No puede acusarse a Hamilton de ser un imitador o de alguien que se hubiera subido a la Bondmania de los 60, pero sí es uno de los autores que surgen cuando el género literario del espionaje comenzaba a tomar vuelo.

 

La dupla Allen-Broccoli

Pero el culpable máximo de que pasara lo que pasó no fue Hamilton, sino Irving Allen – casualmente un ex-socio de Cubby Broccoli -. La sociedad Allen Bróccoli se disolvió después del fracaso de The Trials of Oscar Wilde (que se hundió en taquilla por exponer un tema tan polémico para los conservadores 60 como la homosexualidad de Wilde ). Y el próximo proyecto de Broccoli sería precisamente desarrollar el primer filme de James Bond ‘Doctor No’.

 

El tono Bond

Después del divorcio comercial Allen desarrollaría varios proyectos fílmicos. Pero sin duda al ver el impresionante éxito de su ex-socio tras el arrasador estreno de ‘Goldfinger’ (1964). Decidido a no dejar pasar una nueva oportunidad, se prendió al carro de la Bondmanía tomando prestado el nombre de una marca registrada como Matt Helm, y desarrollaría su propia serie de superagente secreto contra villano que desea controlar el mundo, comenzando por ‘The Silencers’ (1966).

 

Bondmanía

Los filmes de Dean Martin no tienen nada que ver que las novelas. Allen decidió orientar su propia serie de espionaje con cierto estilo muy similar a la serie televisiva Batman– que era el otro furor del momento – con tramas, decorados y villanos de pacotilla. Las cintas de Matt Helm copian el molde de James Bond, pero poseen la décima parte de presupuesto, crean sus propias organizaciones enemigas – I.C.E. contra The Big O -, exageran los peores aspectos de los films Bond – saturándolos de mujeres en ropa interior, exacerbando los hábitos mujeriegos del agente, haciendo chistes sexistas – y carecen de todo el encanto y estilo que caracteriza a 007. Ni siquiera el enfoque de comedia – centralizado en Dean Martin – es demasiado bueno, y algunas de las líneas de los guiones son definitivamente atroces. Y se debe sumar a esto una galería de directores que en conjunto ni siquiera llegan a la altura de un mediocre artesano.

 

Popularidad

Sin embargo, los films de Matt Helm fueron inexplicablemente populares en su época. Y uno de los mejores ejemplos para analizar por qué tuvieron su éxito es precisamente Murderers Row. Muchos puristas consideran que las películas de la serie son malas, pero tanto que resultan divertidas. En primer lugar está la presencia de Dean Martin. Martin era un comediante muy bueno, con la carga de experiencia aprendida desde sus épocas de dúo con Jerry Lewis. Además de ser un buen crooner y de integrar el Rat Pack de Frank Sinatra, poseía un carisma y una chispa que lo hacían un personaje disfrutable.

 

Dean Martin

Al contrario de lo que muchos creen, Martin no era un bebedor empedernido – como se ve en el filme de TV The Rat Pack (1998), simulaba tomar whisky cuando en realidad era jugo de manzana -, pero había cultivado la fama. Ese gag sería trasplantado a la serie de Matt Helm, donde en realidad Martín lo único que hacía era interpretarse a sí mismo y buena parte del tiempo repetir sus rutinas sobre su supuestos hábitos alcohólicos. Sin el carisma de Martin estos filmes no hubieran podido sobrevivir (ni la carrera actoral de Martin tampoco). También debe notarse que Martin ya estaba bastante grande para la época en que se filmaron las películas – 49 años -, y fuera de estado físico. Identificar a Martin como un letal agente secreto es uno de los chistes por error de la serie. Sus combates cuerpo a cuerpo pueden definirse, en el mejor de los casos, como lamentables.

 

La producción

En segundo lugar está lo malo que eran estos guiones. En Murderers Row muchos diálogos se alternan entre estúpidos y atroces, especialmente las bromas sexistas. Como años después parodiaría Austin Powers, Matt Helm trabaja como fotógrafo de modelos. Las mujeres desfilan por su estudio y por su casa – situación muy similar a Our Man Flint -, y cualquier desconocida termina en escasos segundos en los brazos de Helm. Sábados de espías: el regreso de Matt Helm en ‘Murderers Row’ (1966)

 

Gadgets

En general los gadgets que muestran los filmes de la serie son más ridículos que prácticos. Son chistes camuflados en el argumento como la pistola con retardo de disparo de la cinta. La exposición de la misión que presenta Mac Donald – el jefe de Helm – es más un catálogo de bikinis que el dossier de una misión de espionaje. La pistola de helio – que congela personas – o las utilidades del auto de Helm entran directamente en el campo de lo ridículo, y son un claro ejemplo de por qué el mal gusto americano no puede nunca asemejarse al estilo británico. Pero a fines de comedia resultan medianamente funcionales.

 

Presupuesto limitado

En tercer lugar, está lo escaso de los presupuestos. Matt Helm va a Monte Carlo a rastrear a Solaris, pero Dean Martin no quería viajar a Europa, así que la acción se desarrolla en estudios, en otros escenarios o con Martin simplemente pavoneándose delante de una proyección fílmica turística. Así mismo las escenas involucran un puñado de decorados (el castillo del villano, la boite de la riviera, una comisaría). Será precisamente la boite donde Ann Margret baila salvajemente, la que sería homenajeada en el inicio de Austin Powers, International Man of Mistery años más tarde. Sábados de espías: el regreso de Matt Helm en ‘Murderers Row’ (1966)

 

La música

La música de Lalo Schifrin es excelente, demasiado para lo que es este filme, y la presentación es una de las mejores de toda la camada de imitadores Bond que vieron la luz en los 60. Una película realmente mala, tanto que divierte. Son tantos los gafes de la dirección, los estúpidos argumentos del libreto o las sobreactuaciones, que entretiene por lo bizarro. Más ágil y entretenida que The Silencers, algo mejor producida y con una excelente (y olvidada) banda sonora de Lalo Schifrin. Sábados de espías: el regreso de Matt Helm en ‘Murderers Row’ (1966)