
Roland Emmerich es un director con un amplio reconocimiento en el cine por sus películas de desastres, ciencia ficción y acción. El alemán radicado en los EE.UU. en 1994 dirigió ‘Stargate’ con un éxito de taquilla que le permitió seguir adelante, luego seguirían ‘Independence Day’ (1996), ‘The Day After Tomorrow’ (2004). Por esta época llegó a la cartelera ‘Moonfall’, talvez la cinta más floja e inverosimil que ha realizado.
‘Moonfall’
Una fuerza misteriosa golpea a la Luna fuera de su órbita y la envía en choque directo contra la Tierra a toda velocidad. Unas semanas antes del impacto con el mundo al borde de la aniquilación, la ejecutiva de la NASA y ex astronauta Jo Fowler (Halle Berry) está convencida de tener la clave para salvar nuestro planeta. Pero solo el astronauta Brian Harper (Patrick Wilson) y el teórico conspiranoico KC Houseman (John Bradley) la creen. Estos héroes inverosímiles montarán una misión imposible al espacio, dejando atrás a todos sus seres queridos, para aterrizar en la superficie lunar e intentar salvar a la humanidad, enfrentándose a un misterio de proporciones cósmicas.
El director
Para comenzar a escribir sobre la cinta de Roland Emmerich, quiero tomar dos afirmaciones realizados por el director en diferentes medios de comunicación que reflejan lo que la cinta vive en la taquilla mundial, como el primer gran fracaso en audiencia de ‘Moonfall’ a nivel mundial. El total recaudado es de $19,972,656 con un costo de $140 millones en la producción, sin contar la promoción en todas partes. Reitero, que las cifras pueden ser preocupantes para Lionsgate, la cinta deja mucho que desear en su historia y eso de alguna manera ha insidido que los espectadores no hayan ido a cine a verla.
«Bueno, cada vez es más difícil. Realmente no estoy muy contento con eso. ¿Cuántas películas de superhéroes puedes hacer? ¿Están haciendo como 7 u 8 [películas] de Spider-Man? Es muy aburrido para mí, como cineasta. No querrás seguir haciendo las mismas películas una y otra vez.»
«Naturalmente, Marvel y DC Comics, y Star Wars, prácticamente se han hecho cargo. Está arruinando un poco nuestra industria, porque ya nadie hace nada original. Deberían hacer nuevas películas audaces, ¿sabes? Y creo que, en realidad, Christopher Nolan es el maestro de eso. Es alguien que puede hacer películas sobre lo que quiera. Lo tengo un poco más difícil, pero todavía tengo un nombre lo suficientemente grande.»
La cinta
Talvez la creatividad de ‘Moonfall’ puede ir un poco más allá de lo que dice Emmerich, pero ella debe de alguna manera ser creíble y lógica. Porque las empresas mencionadas en sus afirmaciones tienen el éxito mundial, es porque el espectador ya sabe cuando va ir a cine que tipo de película va aver y se prepara para ello. En cambio, en ‘Moonfall’ no… aunque la idea puede ser buena, de que la luna fuera a chocar con la tierra, los aspectos científicos no abundan en el filme y para acabar de ajustar la mitad de la cinta, el tema varía para hablar de los alienígenas y las megaestructuras.
Y la cinta se convierte en otra cosa, aún más increíble, que permite que la poca claridad de la narrativa se vea más confusa e inverosímil para los espectadores. Y es allí, donde ‘Moonfall’ pierde la fuerza que trae en su concepto. Tanta creatividad y tan pocos recursos en el guion y la historia no son los adecuados para verla.
Personajes
Aunque Emmerich soporta parte de la historia en dos estupendos actores Brian Harper (Patrick Wilson) y Jo Fowler (Halle Berry), las conexiones no funcionan porque ambos pierden la credibilidad por momentos de sus personajes, pero que de alguna manera trabajan juntos para salvar el planeta. Y los otros personajes, como por ejemplo Donald Sutherland está completamente desaprovechado en la cinta, Tom López (Michael Peña) sin la fuerza suficiente en el rol que hace de padre millonario que cuida a hijo de Harper, Doug Davidson (Eme Ikwuakor) el ex esposo de Fowler, alto militar al mando que tiene la misión de atacar a la luna y y K. C. Houseman, un astrónomo aficionado (John Bradley-West) que aporta más a la incredulidad de la historia.